Lo más leído en los últimos días

BLOGDROCHES Actualidad

Blogs de autor

Políticos

Treinta años y el futuro


Miguel Ángel Cabrera (izquierda) presenta el concierto de Aliara.

El riesgo de subir a un bufón al escenario es que acabe acaparando toda la atención. Y Miguel Ángel Cabrera, más Brujo que nunca, se comió anoche la escena durante la celebración del concierto 30 aniversario de Aliara, con el que se concluía el FolkPozoblanco 08. Sus intervenciones entre canción y canción brillaron con luz propia, no sólo gracias al nostálgico guión de Luis Gonzalo, sino también por su propio adobo. Poco antes lo habíamos visto tocando el tambor dulzainero de Los Soplillo, porque dizque uno de los componentes era su primo, y antes aún proponiendo la creación de un observatorio sobre la cultura tradicional en Los Pedroches. Este histrión a la antigua usanza, que no desentonaría cantando coplas de ciego con sus pliegos de cordel en una plaza de mercado, dirige el grupo de teatro Jara, que en septiembre celebrará también su trigésimo aniversario, aspira a estrella del celuloide y, como todo buen cómico, pasa hambre.

Aliara ofreció anoche, con la solvencia acostumbrada, un elegante recital en el que repasaron su ya insólita, por dilatada, trayectoria. Conocimos anécdotas de tan largo recorrido y rememoramos los temas de siempre y otros nuevos (por ejemplo, no recuerdo haberles escuchado antes la danza de El patatú de Obejo). A mí se me hizo corto, y eso podría ser buena señal, porque uno siempre espera escuchar las canciones que más le agradan y resulta evidente que, siendo tantas, todas no puedan estar. María José, la nueva voz femenina, estuvo muy a la altura de una responsabilidad de tres décadas de historia y, pese a algunos problemillas de sonido, la música tradicional de Los Pedroches inundó de nuevo los aires de la comarca como sahumerio para los malos humores. Por lo demás, la noche demostró que Aliara –y el folklore en general- cuenta con un público fiel en Los Pedroches, que acude a estas convocatorias cualesquiera que sean las circunstancias competitivas.


Camerata Cervantina en plena actuación.

Porque las de anoche eran las peores circunstancias. No sólo por la competencia de Manolo García, sino también por la ruidosa procesión y convite de San Cristobal y, aún más, por el frío. A la Camerata Cervantina le tocó lidiar con estos arreos. Un infierno de pitidos de camión, que al parecer agradan a la divinidad, saltaba las altas paredes del coso de Pozoblanco y se mezclaba con la delicada pureza del violoncelo y el contrabajo. La Camerata Cervantina, en su repaso por la música tradicional castellano-manchega, ofreció una deliciosa mezcla de folklore y música de cámara que uno hubiera disfrutado más en la severidad reverencial de cualquier iglesia. El virtuosismo instrumental , unos introitos que tanto podían conducir a una seguidilla como a un requiem y una selección que nos resultó tan familiar convirtieron su actuación en un digno eslabón de ese afán que últimamente manifiesta Aliara por ofrecernos en sus muestras, como el año pasado con Hato de Foces, nuevas formas de investigar, entender e interpretar el folklore tradicional.


Vista del escenario durante la actuación de Aliara.

0 comentarios :

Publicar un comentario