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Versos en palacio


De izquierda a derecha, Juana Castro, José Infante, Luis Antonio de Villena, Pablo García Baena y Juan Antonio González Iglesias, el pasado jueves en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid.

Cada año, coincidiendo con la concesión del Premio Reina Sofía de Poesía, Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca organizan una Velada de Poesía en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid, en la que intervienen el escritor galardonado el año anterior y otros poetas invitados por éste. En esta ocasión, el autor protagonista era Pablo García Baena, quien tuvo a bien acompañarse de Juana Castro, José Infante y Luis Antonio de Villena, todos ellos nombres principales de la mejor poesía española contemporánea. No esperen encontrar reseña de este acto en los medios de comunicación: allí no había periodistas ni cámaras de televisión y esta ausencia de elementos distorsionadores convirtió a la poesía en protagonista absoluta de la noche y a la palabra fugaz y voladora en el único vehículo de perpetuación efímera.

Presentó el acto, con gran sobriedad y elegancia, Juan Antonio González Iglesias, profesor del Departamento de Filología Clásica e Indoeuropeo de la Universidad de Salamanca. Entre los recitados de un poeta y otro, el solista internacional de violonchelo Adolfo Gutiérrez interpretó, con exquisita sensibilidad, obras de Johann Sebastian Bach.


Vista general del acto. Los poetas bajo la mirada atenta del emperador Carlos V.

La primera en intervenir fue Juana Castro, quizás para la mayoría del público asistente la más desconocida de entre todos los autores presentes. Puedo confirmar que agradó mucho su serena y exquisita intervención. Juana sorprendió recitando de memoria sus versos. Se mostró atrevida, seleccionando poemas sobre la identidad femenina ("El potro blanco" ). Se acordó de su tierra, y el nombre de Los Pedroches y de Villanueva de Córdoba resonó en el majestuoso Salón de Columnas, en los oídos de personas que seguramente nunca han sabido siquiera que tales lugares existen y que escucharon entonces su nombre por primera vez. Pero también habló de Ámsterdam, de inmigrantes y destierros. Dedicó un poema a Pablo García Baena, de quien dijo: "es un lujo tener a un clásico vivo por las calles de Córdoba y es un lujo ser su amiga".


Juana Castro dejó el nombre de Los Pedroches en el aire del salón.

Luego recitó José Infante una antología de su obra y Luis Antonio de Villena leyó tres poemas en prosa de su último libro titulado La prosa del mundo. Finalmente, Pablo García Baena -y escuchándolo uno siente el temblor de asistir a la historia viva de la literatura española- hizo un recorrido por los poemas febriles de su producción literaria.

Al terminar, anudamos conversación sobre las históricas alfombras de palacio, mientras bebimos una copa de cava, o quizás fueran dos. Hay ocasiones en la vida que no se pueden dejar pasar, porque implican encuentros quiméricos imposibles de repetir. La noche del jueves fue uno de ellos. Tan raro privilegio de éxtasis poético. Por el lugar, por los autores, por el público asistente, tan respetuoso, por compartir ese instante fugaz de goce artístico y de inspiración, tan ajena a la realidad que nos aguardaba tras los gruesos muros de palacio. Por vivir el engaño de estos mundos deslumbrantes que existen, sin embargo, tan ocultos y escondidos.


Pablo García Baena y Juana Castro.

4 comentarios :

Anónimo | domingo, mayo 10, 2009 11:02:00 a. m.

¡Felicidades! Es un orgullo que pedrocheños Juana sean como son.

Anónimo | domingo, mayo 10, 2009 5:40:00 p. m.

Me alegro Antonio de que estuvieras allí así todos podemos compartir tal evento.Enhorabuena,POR DARNOS TANTA Y EXQUISITA INFORMACIÓN EN TAN REITERADAS OCASIONES.

Anónimo | lunes, mayo 11, 2009 9:23:00 a. m.

Enhorabuena Juana, es un orgullo para todos ser paisana de una mujer sabia y sensible, como lo eres tú. Un abrazo.

Daría | lunes, mayo 11, 2009 9:40:00 a. m.

Gracias, Juana, por ser como eres y estar tan comprometida con nuestra tierra. Y, para mí, además, por ser jarota. Mil gracias. Es todo un lujo tenerte.

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