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"Ahora la gente me respeta"

Marcos Rodríguez Pantoja, ayer en Pedroche.

"Ahora ya nadie se ríe de mí ni me toman por loco. Ahora la gente me respeta", repitió más de una vez. A mi parecer, Marcos Rodríguez Pantoja, noriego en cuya vida se inspira la película Entrelobos, se encuentra encerrado en su propia leyenda, fabricada a partes iguales, o quizás desiguales, de realidad y fantasía. Los doce años que, siendo niño, pasó solo en la sierra se han convertido -de forma natural o dirigida- en el centro de su existencia y, aunque hace ya más de cuarenta y cinco años que se reincorporó a la sociedad, dice seguir añorando su vida salvaje y expresa sus dificultades para adaptarse a la vida de "los humanos". Anoche, sin embargo, en el curso de las Jornadas sobre la Memoria Histórica de Pedroche, se lo escuché reconocer por primera vez a Gerardo Olivares: "Casos como el de Marcos hubo muchos en la época, de padres que entregaban a hijos para cuidar animales con la sola intención de quitarse bocas que alimentar". Luego quiso matizar la especificidad de la circunstancia de Marcos: "Él fue vendido... bueno, o no exactamente vendido..."


Marcos durante su intervención de ayer en Pedroche.

La vida legendaria de Marcos en la sierra se construye en los años setenta gracias al investigador Gabriel Janer Manila, quien elaboró en torno a ella su tesis doctoral de naturaleza antropológica y educativa. No es difícil imaginar la secuencia: "Marcos, dime más". Y, cuando ya no había más, surgió la invención. Los que hemos leído La sonrisa etrusca conocemos las reflexiones del viejo Salvatore Roncone mientras crea las leyendas para los etnólogos que quieren saber sobre la persistencia de los mitos en el Mezzogiorno: "Son como niños pero, vaya, viven bien del cuento. Y acaricia tres billetes nuevecitos en su bolsillo".

La existencia de Marcos fue miserable en su niñez, juventud y madurez, como tantas en aquellos años, y aun en estos, pero ya al cabo de toda una vida encontró -como producto del deus ex machina trágico- un refugio merecido que, sin embargo, no se conforma con la realidad: necesita el adorno y, sobre todo, el pathos, en el que, sorprendentemente, Marcos se siente a gusto. El niño salvaje ha acomodado su vida a la ficción creada, entre lobos protectores y serpientes de gran corazón. Gracias a ese mundo Marcos ha encontrado el respeto del que nunca gozó y quizás, también, las gotas de cariño que la vida siempre le negó.

Serafín Pedraza, moderador del coloquio, Marcos Rodríguez y Gerardo Olivares, director de "Entrelobos".

Manuel Camacho, que interpreta el papel de Marcos en la película "Entrelobos", desprende magnetismo frente a la cámara.

Ricardo González Mestre, editor de El Páramo, junto a Manuel Camacho, Gerardo Olivares y Marcos Rodríguez.

3 comentarios :

Anónimo | lunes, diciembre 05, 2011 9:13:00 p. m.

Parece que tienes algo de pelusilla con este hombre, no sé si porque es noriego como tú o porque desde el principio no has creído posible que estas cosas hayan sucedido en tú Solia.
Esta mañana he escuchado en el reportaje de punto radio las dos preguntas que lanza Serafín Pedraza a Gerardo Olivares y a Marcos Pantoja.
La respuesta de Gerardo y el relato de las vicisitudes que tuvo que pasar hasta que encontró a Marcos me hace pensar que el guión de la vida de Marcos no estaba escrito previamente y menos aún por él.
Cuando Gerardo encuentra a Marcos Pantoja le dice “No vengo a reírme de ti “.Tu pareces pensar que le dijo” toma tres billetes nuevecitos” para comprarle y que no fue vendido de chico.
En las respuestas de Marcos no he advertido ninguna falta de coherencia interna, sobre todo en el relato de su vida posterior en la “civilización”, aunque un hijo mío que lo estaba escuchando pensaba igual que tú.
Soy suficientemente viejo para haber visto de cerca mucha miseria en nuestra comarca, cosas que conviene no relatar para que la “ leyenda negra” de la posguerra en los Pedroches sea definitivamente olvidada.
No puedo dilucidar cual de los dos, Marcos Pantoja o tú, me resulta más patético (de PHATOS )
Es una pena que Marcos, cuando imitaba y hablaba del lenguaje de los animales en el coloquio , no aullara como los lobos ( recuerdo los últimos aullidos de los lobos en la Loma de Buenavista), también me gustaría oírte a ti gritar un “ mecagoenlahostiaputa ” que aparece en algún Post de tu Blog (por el tono se sabía que una vaca había tumbado de una patada un caldero de leche ordeñada a mano ).
Para mi es más importante la interpretación que el guión.

Anónimo | martes, diciembre 06, 2011 5:11:00 p. m.

¿porque ahi que olvidar las penas que se pasaron, y la miserias?.

No estoy de acuerdo contigo, tienen, tenemos que conocer todo lo que paso, lo que nos han ocultado, para que no puedan meternos otra vez el dedo en la boca, como paso en esos tiempos.

Anónimo | viernes, enero 15, 2016 6:05:00 p. m.

Quien no conoce el pasado no comprenderá el presente...ni podrá comprender a dónde este lo dirigirá en el futuro.
A pesar de que si queremos, podemos conocer mucho de nuestro pasado parece que lo ignoramos para poder cometer los mismos errores; basta con echarle un ojo al panorama actual y compararlo con mediados de los años 30

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