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La Real Academia de Córdoba repasa la historia de Añora


Eulalio Fernández, decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Bartolomé Madrid, alcalde de Añora, Joaquín Criado, presidente de la Real Academia de Córdoba, y Joaquín Mellado, coordinador del encuentro, el sábado durante la Jornada de la RAC en Añora.

El pasado sábado la Real Academia de Córdoba celebró en Añora una jornada dedicada a su historia local. En total se expusieron doce ponencias, forzadas a un brevísimo esbozo en quince minutos y confiadas a un mayor desarrollo en unas actas del encuentro que, según se repitió a lo largo de la mañana, se publicarán este mismo año.

Como suele ser habitual en este tipo de reuniones, el valor de las aportaciones fue muy diverso. Algunas trataban sobre Los Pedroches en general (como la de Emilio Cabrera o Bartolomé Valle, que hubieran servido tanto para una jornada sobre Añora como para otra sobre Pozoblanco o Villanueva de Córdoba); unas cuantas incidieron en exceso sobre un mismo tema (como las cuatro que utilizaron como fuente el Catastro de Ensenada, de las cuales, salvo que la posterior lectura de los trabajos demuestre otra cosa, solo la de Miguel Ventura Gracia promete aportar información realmente novedosa, algo que no esté ya publicado); otras utilizaron Añora como mera excusa para hablar sobre manifestaciones culturales genéricas, como Antonio Cruz Casado sobre la fiesta de las cruces... en Andalucía; y alguna, finalmente, de la que no alcanzaba a verse su relación con Añora, nos sonaba haberla escuchado ya en otra ocasión y hasta haberla leído.

Aunque no soy académico, la organización tuvo la gentileza de invitarme a participar en mi condición de Cronista Oficial de Añora, gesto que agradezco profundamente. Me correspondió, además, abrir el turno de las intervenciones con mi exposición sobre arquitectura civil en Añora, que quise centrar en cinco construcciones representativas: el cementerio, la Casa de los Velarde, el Puente de la Dehesa, el Tejar de Abajo y las fachadas de tiras. Pretendí con ello contribuir a la valoración de estas muestras del patrimonio local como requisito indispensable para lograr su estimación por parte de la población y, de este modo, facilitar su protección y salvaguarda como testimonios relevantes de nuestro pasado.

Juan Baustista Carpio abordó los orígenes de la villa de Añora. Tras reconocer la falta de información documental y arqueológica sobre el tema y esbozar el esquema teórico sobre el surgimiento de aldeas a partir de villas, intentó fijar el nacimiento de Añora en torno a finales del siglo XIV o comienzos del XV en base a documentos de archivo que se refieren indirectamente a esta población. Explicó la formación del primer concejo de aldea en 1485 y enumeró las causas alegadas por los noriegos para solicitar su independencia de Torremilano: aumento de población, precedentes de Torrecampo y Pozoblanco, agravios en los repartimientos o necesidad de contar con escribano público (porque, según rezaba un documento reproducido por el ponente, "Sy uno se quiere moryr, non ay escrivano ante quien pasar testamento e muchos, por esta causa, mueren syn ordenar sus almas").

Emilio Cabrera Muñoz se centró durante su intervención en cuatro características que, a su juicio, definen a la comarca durante la Edad Media: su condición de lugar de paso entre la Meseta y Andalucía, su mayor relación con los vecinos del norte que con los del sur, su escasez de población y la importancia de la ganadería en su economía. Miguel Ventura, por su parte, abordó la situación de las instituciones eclesiásticas y el clero secular de Añora a mediados del siglo XVIII en dos apartados principales: patrimonio de la parroquia y perfil económico y social del clero local. Rafael Vázquez Lesmes, en fin, esbozó los datos contenidos en el expediente de limpieza de sangre de Juan Benítez Bejarano (1654), natural de Añora y prebendado en el cabildo catedralicio cordobés.


Emilio Cabrera durante su intervención.

En el epígrafe de patrimonio inmaterial y etno-lingüístico, destacó la intervención de Eulalio Fernández Sánchez en torno al componente léxico y paremiológico en el patrimonio inmaterial de las zonas rurales. El autor quiso reflexionar sobre cómo el lenguaje desempeña una función insustituible en el patrimonio cultural y realizó una propuesta para que el hecho lingüístico se convierta en un bien patrimonial susceptible de utilizarse como elemento de desarrollo en relación con el aprovechamiento del turismo cultural en las zonas rurales, para lo cual esbozó un planteamiento metodológico de tratamiento de este rico patrimonio.

La jornada contó con la asistencia de un centenar de personas, que siguieron con atención las diversas intervenciones. Tanto en la apertura como en la clausura se destacó la oportunidad que supone para Añora el hecho de que una institución como la Real Academia de Córdoba haya elegido Añora como objeto de investigación, lo que ha permitido una diversidad de enfoques en torno a diferentes cuestiones de su historia y su cultura que contribuirán al mejor conocimiento de esta localidad.


Algunos de los participantes en la Jornada de la Real Academia de Córdoba en Añora.


Algunos de los participantes en la Jornada de la Real Academia de Córdoba en Añora.