Cuando la noche es tan clara

Cuando la noche es tan clara

A veces uno tiene que salir desnudo a la noche estrellada y revolcarse en la escarcha, para calmar el dolor con los cuchillos negros del frío. Olvidarse del pudor, del miedo y de la vergüenza y gritar por fin aquí estoy, ese soy yo y estos momentos insólitos son también mi vida, la que he vivido y no deseo olvidar, porque cada segundo es único e irrepetible y nada puede volver a ser como fue. Bajo el recuerdo de tantas Navidades llenas de villancicos despunta la incertidumbre de un futuro repleto de sombras y ausencias y ante ese peligro uno necesita reafirmarse en sus sensaciones más placenteras, en las vivencias auténticamente conformadoras de la propia identidad, en el trato a las personas que uno quiere, para que algún día finalmente los arrepentimientos no sean tantos y las lágrimas se desvanezcan antes.